viernes, 15 de mayo de 2009

Cenizas del pasado




















De pronto, me di cuenta,

Ya no estabas junto a mí,

ya no habían mañanas de desayuno,

ni tardes cuidando el jardín.

Hasta ahora,

había vivido como si permanecieras aquí,

planchando tus camisas de domingo

y sobre la mesa, poniendo cubiertos para ti.

Tu olor persistía sobre la almohada,

tu sillón de la ventana,

aún sostenía el último periódico

y tu cepillo de dientes,

cada noche, parecía humedecerse.

Una tarde comprendí,

que convivía con tu recuerdo.

Debía comenzar mi nuevo camino,

dejarte anclado en el pasado,

porque sé,

que donde quieras que estés,

me cuidarás,

y que en silencio me protegerás,

desde hoy le entregare tu sonrisa a la luna

y proseguiré mi camino, ahora, en solitario.

“Donde quieras que estés,
déjame la luz encendida”.

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