Compartimos la cama después del revolcón.
TÚ mirabas hacia el lado
donde en alguna religión se reza,
YO simplemente miraba hacia el techo
igual que durante el acto,
musitando esas cancioncillas pegadizas
que quisieras que nunca hubiesen sido escritas,
pero lo cierto es que se escribieron,
y lo triste es que las recuerdes.
Una vida aburrida,
buscando las mariposas por noctámbulos bares,
desperdiciando mi cordura
entre gotas de algún vodka barato,
Conversando con gente con demasiado pudor,
para que sus vidas me resultasen interesantes,
y mientras, yo analizando la mía.
Absurda, recuerdo mi infancia.
fría, solitaria y con demasiado olor a talco.
Vomito la noche al llegar al hogar,
Cama vacía, corazón vacío y otro día más,
para actuar con este papel que nunca debí aceptar.
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